La cara de la Opera

Un 29 de abril de 1961 debutaba en la ciudad italiana de Reggio Emilia con el papel de Rodolfo, de La Boheme. Desde un principio, su poderosa voz obtuvo críticas exaltadas y entusiastas.

Luciano Pavarotti soñaba con convertirse en un reconocido jugador de fútbol, pero el destino le tenía preparado otro rumbo.

A partir de sus presentaciones, se convirtió en un tenor de reconocido prestigio, cuya voz con elegante estilo le permitió dar sus primeros pasos como cantante de coro, para luego transformarse es uno de los mejores tenores del siglo XX.

Para muchos, lo que acrecentó la popularidad de Luciano fueron las actuaciones junto a José Carreras y Plácido Domingo, reconocidos mundialmente como “Los tres tenores”.
En la década del `80, Pavarotti ya era una figura popular en todo el mundo a través de videos, grabaciones y conciertos.

Dicen que todo tiene un comienzo.. en la vida de Luciano el acercamiento a la música se lo debe a su padre Fernando Pavarotti quien era un tenor aficionado y quien animó a su único hijo varón a incursionar en la opera.

Esta brillante, luminosa e inconfundible voz fue premiada en 1991 con un Grammy al mejor cantante clásico y el Premio Libertad de la City de Londres y la Cruz Roja por Servicios a la Humanidad (ambos otorgados en 2005).

Como si fuera poco, a Pavarotti lo podemos encontrar en el Libro Guinnes Record por la cerrada ovación de una hora y siete minutos que le dedico la Opera de Berlín en 1988.

Al morir en septiembre de 2007 a los 71 años a causa del cáncer de páncreas que sufría, la opera estaba de luto. Días antes de su partida, el Ministerio de Cultura italiano le entregaba el Premio Excelencia por su aporte a la cultura y su reconocida trayectoria. A manera de homenaje, en 2008, el Teatro de la Scala de Milán realizó un concurso internacional de canto con su nombre.

Hoy, el mundo lo sigue recordando y alabando.. la opera sigue teniendo a un artista, y ese es Luciano Pavarotti.